17 junio, 2011

Autoayuda estival frente al Apocalipsis

Cuando os sintáis regular, pensad en algunos motivos para sonreír. Relativizad el infortunio y seguid adelante. Siempre hay ocasiones para decir "Gracias". En mi caso, basta con descolgar el teléfono y llamar a las personas que más quiero -familiares y amigos- y “no importa el problema: importa la solución”, que cantaban Los Rodríguez. Porque cuando uno comparte sus sentimientos la alegría se multiplica y la pena se diluye. Si preferís la introspección, podéis recurrir a lo que os apasione: un buen libro, una gran película o un disco evocador. Quién sabe, igual te fascina tocar el cielo desde una cima, bucear en aguas cristalinas o cocinar tu plato favorito. Hay mil razones para driblar el Apocalipsis y celebrar la vida.
Irrumpe el verano y os entrego píldoras de ilusión: la obra de Hessel y su réplica española o cómo virar, idealismo mediante, de la indignación a la reacción; el acierto de los Premios Príncipe de Asturias coronando al prodigioso Leonard Cohen; el placer poético del fútbol del Barca, el talento de Messi o el esplendor en la hierba de La Roja; el legado de los cómicos de “Buenafuente”, que se toman vacaciones tras dignificar la televisión; el sol radiante que caldea las piscinas y los ríos como en una postal idílica; la sempiterna vitalidad de la Gran Vía, indomable musa urbana; la luz del día y el color de la noche en esta época estival que nos desvela como a un personaje de Shakespeare; los planes que trazamos con los demás, pretextos inenarrables para rescatar las mejores costumbres, las del reencuentro y las risas; ¿y qué os parece el viaje que se avecina, cerca o lejos, playa o montaña, qué más da? Lo importante en cada circunstancia es la actitud y cuentan los marinos que, cuando azota la tormenta en medio del mar, sólo una ola es la que te hace naufragar: de ésa debemos salvarnos. Sed felices.