... Fin de semana en Valencia: antológico, como todo lo que tocan los
Cangrejeros; como cada plan juntos. ¡Qué suerte tener gente así alrededor! Y ahora voy al grano del post. El domingo, antes de brincar como niños en la playa, compramos la prensa: el pan nuestro de cada día. Y, entre tanto revuelo económico y social, vimos la emotiva despedida a Guardiola. (Y atentos, que existe coherencia en mis divagaciones...) Vuelan los momentos: mi hermano, individuo superdotado para -entre otras virtudes- convertir la vida en un cabaret de risas, cultura y transgresión, me presentó a
Carlos Boyero en la redacción de El País. Un tipo políticamente incorrecto, como el último mantra de Loquillo; un guía polémico y luminoso frente a tanta mediocridad. Total, que hilando unas cosas y otras, recuerdo el artículo que Boyero dedica al gurú del fútbol. Y os lo copio porque lo suscribo. Porque quienes amamos el fútbol, posiblemente, no hallaremos nunca ningún equipo tan perfecto como el Barca de los Messi, Xavi e Iniesta: el deporte hecho arte, pasión, espectáculo, clase, revolución. Gracias, Pep. Me consta que somos muchos los "pseudomadridistas" (sic) que celebramos la Liga, pero sentimos grima ante algunos dirigentes, el cuerpo técnico, ciertos jugadores... mientras envidiamos la Masía. El estilo genuino.
Carlos Boyero (socio del Real Madrid)
dixit: “Era tan modélico que los miserables necesitaban desesperadamente encontrarle grietas, intentar degradarle, sembrar la sospecha de que tanta perfección solo podía obedecer a un disfraz de la impostura. (…) Pero si con un balón en sus pies este hombre fue muy bueno, dirigiendo al equipo de su alma ha sido genial. Siguió practicando en su comportamiento la racionalidad, la elegancia, el respeto a sí mismo y a los demás (incluidos los que no se lo merecen), pero lo que hizo entrenando al Barcelona era puro arte, pura magia. Excepto para los espíritus cerriles o corroídos por eso tan devastador de la envidia, la agradecida memoria de cualquier persona que ame el fútbol recordará dentro de infinitos años y transmitirá a las generaciones que no contemplaron ese cotidiano milagro, que el fútbol fue precioso durante cuatro años. ¿Qué va a hacer el abyecto villano ahora que se ha retirado el héroe? (...) Es probable que hasta los más tontos del lugar, los que le calificaban desdeñosamente de meacolonias y de estar interpretando continuamente un papel, acaben echándole de menos. Yo nunca me canso de ver actuar a Cary Grant. Y seguro que también poseía un lado oscuro. Gracias por todo, admirable Guardiola”.
