27 junio, 2013

¡Feliz verano!

24 junio, 2013

Sobres

No, no voy a hablar del innombrable. He puesto este título como gancho. Gracias por picar el anzuelo. (Y, en serio, gracias por el seguimiento de esta web tan acogedora). La historia es que el otro día llegó una carta escrita a mano al buzón de casa y nos quedamos sorprendidos. De hecho, seguro que muchos tardáis en recordar cuál fue la última vez que recibisteis una, ahora que todos los sobres llevan el membrete de diferentes entidades y nadie manda nada de su puño y letra. ¡Normal, estando Internet…! Pero ojo al dato: la alegría de lo añejo y la autenticidad que desprenden las líneas, en este caso, de una amiga que vive en Escocia por mor de la crisis –más monstruosa que el famoso Nessie del lago- nos han regalado una sensación acaso olvidada e incomparable frente a los miles de mensajes que circulan cada día a nuestro alrededor.

Sin descubrir la pólvora, considero que desconectar del universo virtual o recuperar costumbres ancestrales bien merece un reconocimiento público. Porque nos han atrapado tanto en las redes sociales que, como escribía Jabois en El Mundo, “una de las ventajas de las nuevas tecnologías es que, al contrario de lo que pregonan, nos alejan sustancialmente de todos. Lo compruebo en el iphone, donde tengo a todo el mundo a mano precisamente para no tenerlo a pie; no hay modo, gracias al móvil, de que se acerquen sin previo aviso”. Y volviendo a las citas, esta vez de Vicent en El País: “¿Qué es hoy un adolescente sin teléfono móvil? Nadie”. Y atención a su atinada metáfora: “Los héroes de hoy, como los antiguos, también van armados con una lanza para matar al dragón que tiene cautiva a una bella princesa. (…) La lanza es el teléfono móvil, que concede al adolescente un gran poder”.

Bien, queridos lectores, esta semana abogo por sentirnos indefensos al menos durante un rato. Notando, paradójicamente (¿a quién no le ha ocurrido?), la vibración o el politono del móvil ¡sin llevarlo encima! Soportando con buen humor, mejor compañía y actividades al aire libre la ansiedad que genera acumular emails o llamadas perdidas. Viendo el fútbol o una película sin la tentación de consultar la pequeña pantalla o compartir conversaciones efímeras que nos distraen del aquí y ahora. Y si robamos unos minutos al reloj, ¿por qué no escribir una carta a la vieja usanza? ¿Por qué no volver a…? ¡Perdón, que me reclaman en Facebook! ¡Un fuerte abrazo!

17 junio, 2013

Cosas nuestras

En España no hay suficiente corporativismo. El siempre cáustico Lector Malherido ha alertado sobre la dejadez que existe entre los escritores a la hora de reconocer el talento de otros, máxime cuando se trata de nuevos valores. Comenta -con su impagable sorna- que es rarísimo escuchar a un novelista consagrado decir que ha leído un título de la nueva hornada de creadores (acostumbran a revisar clásicos o relatos de otros países) y ni por asomo te lo encontrarías en una presentación junto a un incauto autor, de esos que osan aventurarse en el universo editorial. En fin, otro debate interesante muy propio de este país, donde los frentismos y las envidias campan a sus anchas, donde un aficionado del Real Madrid debe justificar –por ejemplo- la admiración por el juego del Barca. O viceversa. O eres de Epi o eres de Blas. En todo, oiga. Cómo no. Faltaría más.

Al hilo de este ditirambo, quiero hacer un poco de patria chica. ¿Por qué? Porque siempre rememoramos los viajes épicos o las huidas exóticas, los planes lejos de casa… pero no lo bueno de nuestra localidad, el lugar en que vivimos habitualmente: resulta menos “cool” que las vacaciones en New York, Buenos Aires o Estambul. Así, con permiso, voy a recomendar mi entorno inmediato, el del noroeste de la Comunidad de Madrid. Esas cosas nuestras que también merecen un homenaje. Desde la espectacular Sierra de Guadarrama hasta la Pedriza, los cerros de Villaba o Moralzarzal, El Escorial, Las Matas o la Dehesa de Navalcarbón. Precisamente aquí, en Las Rozas, un sábado cualquiera te puedes levantar pronto, compras la prensa, desayunas en alguna terracita de la Plaza de España, haces recados en los diferentes comercios de la zona, disfrutas de las bibliotecas públicas (¡larga vida!), comes con amigos en el MoGa o en Rómolo, tomas café en un apuesto local de Európolis, practicas deporte en las formidables instalaciones municipales (antes frecuentaba los polideportivos de Alcobendas, otro municipio moderno y con servicios excepcionales), visitas el Museo del Ferrocarril de Las Matas, te acercas enseguida a Torrelodones, Majadahonda o Pozuelo y, si te apetece, en un cuarto de hora te plantas en Madrid. La región está repleta –de norte a sur- de ciudades con encanto, de barrios que debemos defender (¡tiempos inolvidables en Lucero, Carabanchel, Embajadores!), de rincones que nos brindan momentos eternos. 
¿Cuáles son los vuestros?
Igual que en otros ámbitos –como el cultural o periodístico- conviene impulsar el corporativismo sano, vendamos también las bondades de nuestro hogar (dulce hogar). Creo que sólo así, poco a poco, dinamizamos esta realidad sumida en la parálisis.

15 junio, 2013

Casi nadie sabe nada

“Lehman Brothers se desplomó delante de las narices del mundo atónito el mismo día que Marco fue
despedido. Coincidencia cósmica: en el dietario de infortunios universales su insignificante tragedia empequeñeció frente a aquel monzón bursátil que, como dicen los locutores con precisas metáforas, quebraría los cimientos del blablablá internacional”. Absorbo las lúcidas páginas de Pablo Gutiérrez y su “Democracia” al tiempo que termino la primera temporada de “The Walking Dead” y a la espera de nuevas emociones entre mis series de cabecera. De fondo, la música de Leonard Cohen brilla vívida con su desolación existencial. ¡Pardiez! De una u otra manera me veo zambullido en el apocalipsis y, entonces, decido comprobar que ahí fuera brotan alternativas más halagüeñas, empezando por el refugio excepcional que concede un buen rato con la familia o los amigos.
Por cierto, ¿os habéis percatado de que últimamente no hay barra de bar ni encuentro casual donde no salgan a relucir los designios de la maldita crisis?
Casi nadie sabe nada, afirmo. Pero confiemos en algunas personas. Y en la risa, siempre terapéutica. Por eso, relativicemos la vida y busquemos el humor ante cada circunstancia. En el Teatro Cáser Calderón se reúnen Buenafuente y Gomaespuma, genios y figuras que improvisan sobre lo divino y lo humano con su chispa característica. El espectáculo se titula “Nadie sabe nada” y cada noche es diferente. Para un servidor, una fiesta de la inteligencia inmersa en una cartelera –en general- muy apetitosa. Allá vamos. Y si prefieres zapatear o dar palmas frente a las malas vibraciones, no te pierdas el nuevo “Festival Flamenco Corral de la Morería”, donde se cita una treintena de artistas para reivindicar la magia de este patrimonio de la humanidad dentro del siempre ineludible “Suma Flamenca”. Y así, entre las grandezas cotidianas, el ocio sublime, los diferentes proyectos o el adiós de Mou, no me digáis que nos faltan motivos para la alegría.

Y ahora que sigue la feria en el Retiro, más líneas del libro aludido: “Marta trajo un ramo de margaritas silvestres que había recogido durante el atasco matutino. La caravana se detiene, ella echa el freno de mano, salta del coche con el chaleco de emergencia, arranca un puñado de florecillas y las ata con hilo dental. Huelen a campo, a gasolina y a neumático”. Feliz semana.

07 junio, 2013

Rock and Roll Actitud

La estrella de los tejados, lo más Rock&Roll de por aquí / los gatos andábamos colgados, Lady Madrid... / Pitillos ajustados, era The Burning, Ronaldos y Lou Reed, / y nunca hablaban los diarios de Lady Madrid...

Loquillo, Ariel Rot, Leiva... La gira: "Uno de los nuestros". 

03 junio, 2013

Horizonte

Queridos lectores, seguro que discrepamos en muchos temas. Es lo normal, lo necesario y lo más saludable. Considero que la confrontación de ideas sirve para estimular la inteligencia frente al pensamiento único. Ahora bien, existe algo innegable, con escasas sombras y evidentes luces, que oxigena el sistema democrático: la conciencia ciudadana. Sí, me refiero a la participación individual y colectiva: la creación de grupos que pugnan por esos derechos que tantos años ha costado consolidar y que hoy se desmoronan como un castillo de naipes. Algún día se valorará -en su justa medida- el papel de las diferentes plataformas sociales. Y no voy a entrar en detalles, ya que “haberlas, haylas” de todos los colores y sabores.

En esta ocasión, quiero subrayar el esfuerzo de vecinos, ecologistas y algunas autoridades frente al proyecto de construcción de un campo de golf en la finca El Garzo de Las Matas. Reflexión: en una época en la que continuamente nos atemorizan con términos como crisis, desempleo, recesión, recortes… y nos aseguran que todo está paralizado, miles de personas de la zona noroeste de la Comunidad de Madrid asisten cariacontecidos al devenir de 400 hectáreas -reserva de la biosfera- de un parque incluido en la red Natura 2000. ¿Por qué? Porque igual se convierte en otra cosa, pese a albergar múltiples especies de flora y fauna entre su patrimonio natural (de valor incalculable). Me indican desde la Plataforma en Defensa de la Finca de El Garzo que en Madrid hay unos 60 campos de golf y que, a pocos kilómetros de este paraje protegido, desde 1972 se encuentra el Nuevo Club de Golf, ergo no ven urgente la infraestructura prevista. Sospechan que se convertirá en un coto reservado para socios y que tocará recurrir a la Comisión Europea. Los detalles, en la web salvemoselgarzo.org. Y que cada uno juzgue.
Que se conozca con rigor el caso y se fomente el debate, acaso lo más conveniente para todos.

No entiendo de golf ni me disgusta este deporte, mi intuición para los negocios (¡la economía, estúpido!) es la del español medio (la culpa fue de la burbuja inmobiliaria, del reparto desigual de la riqueza y otros clichés asaz ciertos), no sé demasiado de ecologismo más allá de mi humilde apego por el medio ambiente o los trucos para ahorrar energía, pero recuerdo las horas que hemos disfrutado muchos en El Garzo. Desde bien pequeños, allí hemos jugado, paseado o soñado con otros mundos mientras oteábamos el horizonte de la capital…