20 abril, 2009

Mi tribu...

No, no tiene nada que ver con Sardá, genial comunicador aún perdido entre su propio elenco esperpéntico. La cuestión es que me escriben algunos de esos grandes personajes que uno ha entrevistado, compañeros, allegados con los que ya me une una fraternidad incondicional. Me anuncia Riki López sus irrupciones en Madrid con ese humor descacharrante. El balear (según el Diccionario, “acción y efecto de disparar con bala”), a la sazón “el hombre más feliz del mundo”, ya nos ha acostumbrado a la risa imparable. Aparte, me alegra saber que el grupo “Cuarto sin ascensor” ha compuesto el himno de la Peace Cup 2009, que enfrentará en verano a varios de los mejores equipos de fútbol del planeta. Y suena bien: festiva, alegre, pegadiza, digna y apropiada para transmitir buen rollo ante un acontecimiento con un mensaje tan bonito como utópico, tan hermoso como útil. Y me mandan canciones los Nonno, que actúan en Madrid estos días (mirad su página: http://www.myspace.com/nonnomusic). Algo pasa. La noche se mueve. Me llama gente querida, me embarco en mil y un retos. Me cuenta mi amiga Nonni que su movimiento artístico -el “surromanticismo”, tomad nota- triunfa, me dice uno de mis fotógrafos de cabecera que inaugura una exposición en Salamanca. Aviso a mi viajero incesante, que me espera en la ciudad de ensueño, para que no falte: por cierto, mi hermano se empapó de Galeano mucho antes que Obama. Ahora leo el libro de Trueba, “Saber perder”, flamante Premio de la Crítica, y me parece una victoria de la buena literatura, un cliché roto: el cine no está reñido con la escritura de calidad, vibrante, visual, atractiva: la polivalencia vale su peso en oro. Mi amigo Rubén (como Ciudadano Kane lo reconoceréis) me envía el relato de su última aventura: me produce envidia sana.

El fin de semana ha cundido y menuda parrafada he lanzado a bote pronto. Continuará. Os informaré de nuevos proyectos, de ilusiones, de la insoportable –y, sin embargo, excelsa- levedad del tiempo. De mi tribu. De mi patria, que es todo esto: las pequeñas y grandes cosas que nos conmueven. La satisfacción de tener buenas noticias de Chisco, que persiste en su empeño por inventarse un reportaje interesante a diario (http://www.eltelegrafo.org/: en Cultura y Deportes lo hallaréis). La algarabía que montará en breve una revista de la que siempre parlamos con dos colegas contertulios de la Ser. El placer de sugerir “Hablar y escribir correctamente” gracias a la nueva obra didáctica y amena del doctor Jesús Mesanza, que me transmite su pasión por las palabras. La cita ineludible de mi familia del Alfil, donde la carcajada se garantiza en cada rincón y hoy acuden cómicos de un nivel altísimo como el paisano Quequé (cuyo programa crece sin cesar), pero cualquier jornada te topas con lo más granado del humor. Al caer el sol… uno comparte tantas debilidades que relativiza la existencia y valora lo verdaderamente importante, lo heterodoxo, lo creativo, lo original, lo diferente, el caviar del instante. De ahí mi humilde apuesta, en la medida de mis opciones, por abrir las puertas a los nuevos talentos, no someterme sólo a las modas, que son tan gloriosas como efímeras.

Mirad más allá, amigos. Fijaos en todo lo que hay por ver, oír y contar. Imaginad la cantidad de historias que nos callamos por prudencia, amnesia o decoro. Y porque difundirlas, que dice el clásico, sería como “matar a un ruiseñor”.