13 abril, 2012

Think different

… Escribe Vicent que la felicidad es un concepto abstracto que se convierte en concreto cuando uno pasea en bicicleta junto al mar…
Y así, en esta época de recortes feroces, me detengo a valorar algunos momentos felizmente concretos de los últimos días: el regalo a la inteligencia viendo “The Wire” en el sofá de casa, la vida cotidiana con mi álter ego, las genuinas enseñanzas de mi hermano y su musa, los partidos de fútbol que disfruto con mi padre, la tortilla de patatas y los consejos certeros de mi madre (dicen que madre no hay más que una… ¡y me tuvo que tocar a mí!), el gol que marqué emulando a Messi, el vívido final del último libro de Zafón y el arranque de la gran novela de Irving, la bienvenida al nuevo primito, las lecturas en la sauna o la evasión diaria en la piscina, las risas con tanta gente genial, los pintxos que devoramos en Donosti un domingo de chuzos de punta, el crepe delicioso en aquel restaurante de Burdeos, la indomable cometa en una playa desierta inolvidable, los chascarrillos con los del bar de abajo de la radio, las mil llamadas que me hacen cargar el móvil más de la cuenta, las charlas espontáneas con los vecinos, la adolescencia recobrada con videojuegos (ellas, fundiendo el Tetris; nosotros, fulminando el Snow Bros.), el aire puro que respiramos en Las Landas, la hoja de ruta en Francia con dos amigos superlativos, los preparativos de la siguiente (y siempre inmediata) huida, la visita a Rne para acompañar a mi periodista de cabecera, el respeto recíproco de los compañeros de esta profesión asaz vilipendiada, las incontables muestras de integridad que recibo frente a las previsibles y mediocres imposturas o el próximo anhelo de este tipo inquieto que apunta cosas en la agenda con la -acaso vana- esperanza de ordenar el sempiterno y atractivo caos... Gracias por la compañía.