30 diciembre, 2008

Atrapando 2008 en 365 palabras

Crisis, crisis, crisis. Costó mucho decirlo, pero ahora ya es una amiga más de la familia y comparte la Navidad con nosotros. El año 2008 acabó con el trabajo, exprimió los ahorros y se llevó la rima fácil. Más de tres millones de parados, precios disparados como un contragolpe de la selección española de fútbol, bolsas sin asas, atasco en la venta de coches, clamor hacia un cielo enladrillado que nadie desenladrilló, sueldos congelados a pesar del cambio climático, un presidente negro en la Casablanca, siniestros mandamases desahuciados, ilusiones y desasosiego, juegos olímpicos que abren una muralla y cierran otras, tecnología punta que nos separa mientras nos une, fosas de la discordia de un tiempo pasado que siempre fue peor, televisión digital terrestre para que la realidad no supere a la ficción, tragedia en Barajas, comedia con la niña de Rajoy, lentitud en la justicia, vértigo en la piscina de Phelps y fiesta en la cancha de Nadal. Todo parece una historia de cine con catástrofes y finales felices, pero estos últimos 365 días también nos enseñaron que si los guionistas se plantan, sucumbimos, desvalidos de emociones nuevas: a menos que aparezcan Rodolfo Chikilicuatre, Julián Muñoz, Berlusconi, Roldán, Cristiano Ronaldo, Messi, Madoff, Ingrid Betancourt, Juan Marsé y aquellos personajes que nos roban el tiempo, la respiración o simplemente el erario público. Zapatero ganó las elecciones, la moda perdió a Valentino, Sarkozy conquistó a Carla Bruni, Vasile persiguió a los gamberros que reciclaban la basura catódica, los osados de la canasta casi nos entregaron el oro, se clonó el primer embrión humano, nos mojamos con la Expo, la Unión Europea intentó reformarse, Madrid levantó las armas del homenaje por un 2 de mayo poco ilustrado, la nave Phoenix se tomó una copa con hielo de Marte y, cuando nos despertamos, el dinosaurio todavía estaba allí. La crisis continúa amenazante para que, pase lo que pase, los árboles nos impidan ver el bosque. Porque, ahora que lo pienso, uno no sabe si los recuerdos son aquello que tenemos o aquello que perdimos. Y sigue la vida, que es lo que sucede mientras hacemos planes. Y encontramos motivos para aprender del 2008.
Mañana será otro día. Feliz año.