04 diciembre, 2008

Distracciones inteligentes

A ver, ante la indignación por los asesinos de ETA, el desorden mundial con la crisis y los despropósitos de toda índole, las mentiras sanguinarias y petrolíferas del elenco de las Azores, la cola del paro que se aprecia desde la Luna, el frío y el pánico que nos insufla la sociedad contemporánea, uno se busca distracciones inteligentes. ¿Dónde? En la buena compañía, en la prensa, los libros, el cine, la radio y la tele. Ejemplos: el Follonero compadreando con Anson y comprobando si lleva peluquín toca una cima de la astracanada y la osadía; el presidente Revilla, que va cual cántabro a Buenafuente, borda cada intervención con un sentido común y una clase que lo convierten en otro "showman"; Wyoming bromeando sobre la Iglesia, cada día más moderna y menos arcaica, hace subir el precio del pan; CQC no pierde comba, y la utiliza como látigo ingenioso y siempre estresante para los poderosos, los mandamases, los jerifaltes que evidencian su desconocimiento o escabullen sus desmanes; Valeriano se marca un cachondo monólogo y David Guapo improvisa una hilarante canción en el "Ya te Digo" radiofónico; Ángels Barceló eleva la profesión al máximo exponente (con permiso de la fiera de mi niña, mi periodista preferida); Enric González, Boyero, los grandes literatos y viñetistas de "El País" nos despiertan las neuronas cada jornada; Lama y todo el elenco trasladan el fútbol y la emoción al salón de casa; en el programa ora charlo con un experto rockero sobre música que no vende moda ni imagen ora improviso con un actorazo docente de estas lides de sacar jugo de donde no hay; Fuster y Sampedro conversan en una obra deliciosa sobre la existencia y los problemas cotidianos, pero encuentran soluciones, proponen alternativas: enarbolan un canto a la esperanza, y no me refiero a la "lideresa". Son vericuetos -aparte de la vida misma y sus momentos con las personas que uno aprecia- que nos invitan a soñar con la que está cayendo. Que nos pillen confesados. Continuará. Porque los estímulos no cesan, como el viento. Feliz puente.