
“No soy racista, soy realista”, repetía el ultraderechista Anglada, visiblemente nervioso, ante las preguntas sobre inmigración que le planteó El Follonero en “Salvados”, uno de esos programas que te devuelven la ilusión por la tele. Y si no lo visteis, ya estáis tardando. El espectáculo periodístico del domingo debería emitirse en todas las escuelas del mundo: no necesitábamos tantos debates ni opiniones políticamente correctas, sino sacar la cámara a la calle, visitar una mezquita y escuchar las incoherencias de un líder xenófobo para evidenciar la sinrazón de quienes gritan que aquí no caben todos. La lucidez de El Follonero sería divertida si el trasfondo no fuera trágico: año 2010 y todavía mucha gente cae en el populismo de buscar chivos expiatorios y criminalizar al diferente. Sospecho que la auténtica y genuina realidad, amigos y amigas, pone a cada uno en su sitio. Y la cultura nos hará más libres. Salud y risas.