Cerrado por vacaciones

Queridos lectores: no me he vuelto más loco de lo habitual, creo, sino que llega el momento de bajar la persiana y descansar. Tiempo de vacaciones y este humilde servidor necesita echar el candado, aunque las puertas -por supuesto- sigan abiertas a la aventura. ¿Eso sirve como metáfora, maestro?
Son diecinueve días y quinientas noches, delirios en el paraíso, quimeras compartidas y (nunca) demasiados anhelos por cumplir. Justo al ritmo del mejor fútbol del mundo: acaso un antídoto momentáneo frente a las zozobras terrenales, un placebo en medio de la crisis, un placer colectivo entre tinieblas.
Y al compás de una selección excelsa como La Roja, de soslayo degustando el virtuosismo de Messi o la vehemencia de CR9 y celebrando el calor de la afición de aquel continente (casi siempre) olvidado, uno recuerda eso de que se puede cambiar todo en la vida menos nuestras pasiones. Y tal vez, como escribe Galeano, debiera colgar otro cartel: “Cerrado por fútbol”. Feliz verano. Gracias por vuestra compañía. Portaos bien. No sabéis cuánto amor me llevo...
