(Antes del amanecer)

Así escribo ahora mismo. Con entusiasmo. Raudo y veloz. En el clamoroso silencio de la noche de un lugar paradisiaco, inusual, donde uno se siente como en casa y feliz porque este paréntesis está siendo fabuloso, completísimo, extenuante, pero necesario.
Como suelo decir: seguimos celebrando la vida. ¡Brindemos! Por nosotros. Por vosotros. Por todo lo que hay que ver, oír y contar. Salud. Abrazos. Risas.

P.D.: El título de este artículo evoca la deliciosa película de Linklater (¿me repito mucho con mis referentes?), que ha revelado en alguna ocasión que "el sueño es el destino". Acaso con una estupenda noche estrellada, ¡nos veremos muy pronto!
De momento, soñemos... también despiertos.