19 octubre, 2009

Si la cosa funciona...

Un Woody Allen en estado de gracia siempre te arregla la vida y, en este intenso fin de semana, pudimos ver en el cine su última película con la sensación de celebrar un memorable ritual de aguda y procaz filosofía, ingenio y buen humor.
“Si la cosa funciona” se me antoja como una de las mejores opciones de la gran pantalla, pero hay que apresurase y paladearla antes de que la industria y las nuevas tecnologías la devoren. Son malos tiempos para la lírica: resulta fácil criticar a los medios, la falta de ideas, el plagio, la ortodoxia, el conservadurismo, la escueta transgresión habida y por haber. En cambio, tengo una corazonada: si uno se lo propone, desde bien temprano hasta la madrugada, podemos encontrar en las diferentes páginas de periódicos, teles, radios y webs cosas que funcionan. Creaciones que, al margen de la audiencia, están extraordinariamente elaboradas y te alejan de la estulticia: del horror y las tinieblas de Joseph Conrad, por poner una referencia metafórica que emplea el personaje genial de Larry David en la película del neoyorquino, quien -pese a su vitriólico, oscuro y neurótico ditirambo existencial- se deja querer y, paradójicamente, te invita al optimismo.

P.D.: El cantautor Rafa Pons soltó un aforismo para la posteridad en su gran concierto del Galileo Galilei: “You Tube es mi discográfica”. Oye, es lo que hay. Viva el arte, amigos. Sed felices.

5 Comments:

Blogger Unknown said...

¡Gracias por los emails que me llegan! ¡Abrazos a todos!

... Le mando a JuanRa, de la Ser, este correo como agradecimiento colectivo:

"El balón, en el tejado de todos"

Dicen que todo queda en familia, pero el Club Balonmano Alcobendas está abierto al mundo. Transparente como pocas entidades, invita a soñar con una afición impagable y un modelo que valora a las personas y respeta a los deportistas. Cuando acudí hace unos días al Pabellón Severo Ochoa para entrevistar a Daisuke Miyazaki, la estrella nipona que ha revolucionado la temporada, me encontré con gente muy maja: Ángel Castaño, ese hombre que se enamoró de la Luna, me llevó a la pista, donde Jorge Liébana nos saludó efusivamente y Luis Carlos Torrescusa nos permitió movernos como peces en el agua. Y allí, en la cancha, te sientes cómodo: miras hacia arriba y te imaginas al público festejando cada tanto con emoción, dando rienda suelta al espectáculo, como en el Pabellón Amaya Valdemoro. Y de pronto aparece Rafa Guijosa, un mito del balonmano internacional, y me confiesa su confianza en el equipo. Nos despedimos. Empieza el entrenamiento y toca conversar con el japonés que brilla con luz propia, con ese nuevo reclamo que ha puesto al Club Balonmano Alcobendas hasta en guías turísticas. Y el encuentro con Daisuke te genera ilusión, optimismo: transmite camaradería. Y uno agradece la cercanía de todos, del primero al último, esa impresión –gratificante y, por otro lado, temeraria- de que en cualquier momento te pasan el balón para que ayudes a culminar la jugada. Y te impone, pero te alegras de haberlos conocido. Y aunque JuanRa Vaquero -amigo de la Ser que ejerce de Relaciones Externas de un club que se ha consolidado en Liga Asobal y ABF- desprenda locura por este proyecto, no creo que proceda llevarlo al psiquiátrico, sino dejarlo que se embriague con el magnetismo de un deporte que debe cotizar al alza en los medios. Porque el que siembra recoge. Porque tu afición es sentimiento. Porque tengo esta corazonada.

20 octubre, 2009  
Anonymous Anónimo said...

Ya te echábamos de menos Palomo. Juanpe

21 octubre, 2009  
Anonymous Anónimo said...

Todo lo que dices es cierto.
Amaya Molina.

21 octubre, 2009  
Anonymous Anónimo said...

El trabajo es aquello que les queda a los que no tienen talento. Demostrado queda que tú estás en el segundo grupo. FELIPE REY

21 octubre, 2009  
Anonymous Anónimo said...

T escuchamos en la radio y la cosa funciona, Jorge!!!

21 octubre, 2009  

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